miércoles, 6 de diciembre de 2017

NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN

1º ¡Oh Inmaculada Virgen! Tu pureza fue figurada en aquel misterioso zarzal que ardía sin consumirse. Te suplicamos apagues en nosotros el fuego de la concupiscencia, por cuya causa tantas almas se precipitan miserablemente en el infierno.
(Avemaría y Gloria al Padre después de cada invocación).

2º ¡Oh dichosísima María que, cual arca mística, Tú sola fuiste preservada del naufragio en el diluvio universal del mundo! Sálvanos de todos los vicios y pecados que inundan toda la tierra.

3º ¡Oh María, paloma candidísima que con plateadas plumas elevaste el vuelo a las regiones celestiales sin pararte en las inmundicias que cubren la faz de la tierra! Haz que aprendamos de Ti a no entregarnos a los bienes falaces de esta vida.

4º ¡Oh María hermosísima que, permaneciendo siempre cerca de la fuente de la gracia, estuviste siempre cual palma llena de verdor, y diste sabrosos frutos! Haz que para nosotros estén siempre abiertas las fuentes de la divina gracia, a fin de que podamos producir dignos frutos de penitencia.

5º ¡Oh María amabilísima, que fuiste huerto cerrado y paraíso de delicias, donde no entró, ni siquiera por un instante, la insidiosa serpiente! Haz que en nuestros corazones nunca penetre el enemigo de nuestras almas.

6º ¡Oh María, que como resplandeciente aurora, apareciste en el horizonte de esta vida, sin que nieblas ni manchas ofuscaran en nada tu limpia castidad! No permitas que nuestra alma quede sumida en las tinieblas y sombras de la muerte.

7º ¡Oh dulcísima María, que esparciste como riquísima vid al florecer la más exquisita fragancia, rechazando siempre todo alimento impuro! Concédenos que nunca quede nuestro corazón contaminado por el hedor de la impureza.

8º ¡Oh María, azucena del campo, lirio nacido entre espinas, sin que se mancillara con la más leve mancha tu candor! Alcánzanos el don de la pureza que necesitamos para que podamos ver a Dios.

9º ¡Oh María, Virgen amable, a quien Dios siempre amó, hermoso iris de paz, templo augusto consagrado desde el primer momento de tu ser por la real presencia del Espíritu Santo y por la plenitud de sus dones! Obténnos la gracia de vivir de tal manera, que merezcamos ir un día al celestial templo de la gloria.

V) Ruega por nosotros, Virgen Inmaculada.
R) Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oración 

¡Oh Dios, que por medio de la Concepción Inmaculada de la Virgen preparaste una morada digna para tu Hijo: te suplicamos que, así como por la muerte prevista de tu mismo Hijo la preservaste de toda mancha, así también nos concedas que, por su intercesión, podamos llegar a Ti enteramente purificados. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Amén.



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