Señor Jesús, no me dejes nunca solo cuando sufro. Tú conoces mi debilidad ante el dolor. Sabes que supera mis fuerzas. Yo solo no puedo con la cruz.
En Ti confío y a Ti me abandono, porque sé que con tu fuerza podré llevar esta cruz que la vida me ha cargado. Mi debilidad en Ti se fortalece y mi dolor contigo se ilumina y toma sentido.
Tú quisiste asumir mi dolor en el tuyo, para poder purificarlo en Ti, para poder transformarlo en Amor. ¡Ayúdame a amar mi dolor, como Tú lo amas!
Hoy te pido que me concedas la gracia de amarte siempre y en cualquier circunstancia de mi vida. Y si no me conviene disminuir mi dolor de hoy, dame, te suplico, el valor para asumirlo y vivirlo por amor a Ti.
¡Bendito seas, Cristo doliente en mi dolor y en el dolor de todos mis hermanos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario