El hombre echa mano al pedernal,
descuaja las montañas de raíz,
en la roca excava galerías,
vislumbra objetos preciosos;
ataja los hontanares de los ríos
y saca lo oculto a la luz.
Pero ¿dónde se encuentra la sabiduría?,
¿dónde el yacimiento de la prudencia?
El ser humano desconoce su camino,
no se encuentra en la tierra de los vivos.
Dice el Océano: "No está en mí";
responde el Mar: "No está conmigo".
No puede adquirirse con oro
ni comprarse a peso de plata;
no se paga con oro de Ofir,
con ónices preciosos o zafiros;
no la igualan el oro ni el vidrio,
ni se paga con vasos de oro fino,
no cuentan el cristal ni los corales,
la Sabiduría vale más que las perlas;
no la iguala el topacio de Etiopía,
ni se cambia por el oro más puro.
¿De dónde se saca la sabiduría,
dónde se encuentra la prudencia?
Se oculta a los ojos de las fieras
y se esconde la las aves del cielo.
Muerte y Abismo confiesan:
"De oídas conocemos su fama".
Solo Dios encontró su camino,
Él llegó a descubrir su morada,
pues contempla los límites del orbe
y ve cuanto hay bajo el cielo.
Entonces dijo al ser humano:
"Temer a Dios es sabiduría,
apartarse del mal es prudencia".
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