lunes, 20 de julio de 2020

LA POBREZA ME MATA EL ALMA (Honorio Leal Escobar)

Ella estaba cubierta con harapos
orando en la lujosa catedral...
El niño mal cubierto sonreía
contemplando las luces del altar.
Se escucharon sonidos deliciosos,
bañó el templo una luz angelical;
la mendiga rezaba por su hijo,
diole un beso y después... volvió a rezar.
Y ese cuadro dichoso,
desprendido del angustiado y miserable hogar,
¿con qué lo ilumina el Dios del Cielo?...
¡Con un beso de madre! ¡Y nada más!

No hay comentarios:

Publicar un comentario