Me gritan los pobres,
me pesan sus cuerpos,
me hieren sus llantos,
me arruinan sus sueños.
Me duelen sus ojos de sonámbulos
y también me duelen sus noches en tinieblas,
me duelen sus huesos cuando andan
y también me duelen sus manos cuando tiemblan.
Y me van doliendo sus caras
arrugadas por el tiempo,
sus telas rotas a jirones
rompen también el trío de mi pecho.
Y me producen escalofríos
su soledad y silencios,
sus noches sin nadie
y sus pieles de hielo.
Y padezco frío de muerte
cuando siento consuelo
al darle migajas
y sigo viviendo.
Sus noches y días
cantan en mi pecho. . .
y en mi pobre alma
tan pobres como ellos.
Y esta noche triste
que parió este verso,
sus voces lejanas
me hacen "muy pequeño".
Me gritan los pobres,
me pesan sus cuerpos
me hieren sus llantos,
me arruinan sus sueños.
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