San José, la sabiduría del Espíritu Santo te guió en todo momento para que gustando de las cosas de Dios más fácilmente pudieras comunicarla a nosotros. Haz que podamos siempre participar y gustar de los bienes de Dios. Así sea.
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Glorioso patriarca San José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomiendo, a fin de que tengan una feliz solución.
Mi bien amado Padre, toda mi confianza está puesta en ti. Que no se diga que te he invocado en vano. Y puesto que tú puedes todo ante Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu amor. Amén.
San José, padre adoptivo de Jesús, ruega por nosotros.
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San José, ofréceme tus brazos todos los días para no caer.
Por la presencia de San José en nuestras vidas, podamos levantarnos de las caídas con alegría y que podamos caminar con sabiduría, siempre buscando la voluntad de Dios.
San José, padre amoroso de Jesús, ruega por nosotros.
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San José, ayúdanos a imitar tus virtudes, que con cada palabra, gesto y acción con nuestros hermanos te tengamos presente y que tus enseñanzas penetren nuestro corazón, para vivir en plenitud lo que tu hijo adoptivo Jesús quiere de nosotros. Amén.
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Enséñanos, San José, cómo se es "no protagonista", cómo se avanza sin pisotear, cómo se colabora sin imponerse, cómo se ama sin reclamar, cómo se obedece sin rechistar, cómo ser eslabón entre el presente y el futuro, cómo luchar frente a tanta desesperanza.
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