¡Oh Dios! que para promover el culto de la Virgen Inmaculada adornaste a santa Beatriz con la prerrogativa peculiar de la pureza y fundaste por ella una nueva Orden en tu Iglesia, concédenos por su intercesión y ejemplo vivir con tal inocencia que, despreciadas las cosas de la tierra, merezcamos disfrutar de los gozos eternos.
Por Nuestro señor Jesucristo. Amén.
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