(Breve pero muy eficaz).
Padre Eterno, te ofrezco la Preciosísima Sangre de Jesucristo en reparación de mis pecados, por las benditas almas del Purgatorio y por las necesidades de la Santa Iglesia. ¡Padre Eterno!, te ofrezco la Preciosísima Sangre de Jesús con todos sus merecimientos:
- Para expiar todos los pecados que he cometido durante toda mi vida.
- Para purificar el bien que haya hecho con mezquindad durante toda mi vida.
- Para suplir por todo el bien que debí hacer y no hice en toda mi vida. Amén.
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