Bajo un sombrero de paja
y con un sol de cuarenta,
José repasa con los dedos
y no le salen las cuentas.
Si yo sembré la semilla
y la regó mi sudor,
si le he dado la vuelta al mundo
con las ruedas de mi tractor...
Ahora que tengo el fruto
se lo lleva otro señor,
y lo que hoy nada vale
mañana triplica el valor.
Desde el sillón recolecta
el esfuerzo y la labor,
sentado en un despacho
solo con su ordenador.
¡Qué poco vale el trabajo
de un humilde agricultor!
Musicalicé este poema hace algún tiempo. No tenía los fatos del autor. Volveré a hacer el video para compartirlo con los datos respectivos del autor.
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