miércoles, 10 de junio de 2015

ORACIÓN DE SAN GERMÁN DE CONSTANTINOPLA

¡Oh mi única Señora, que sois el único consuelo que recibo de Dios! Vos que sois el único y celestial rocío que refrigera mis penas; Vos que sois la luz de mi alma cuando se halla rodeada de tinieblas; Vos que sois mi guía en mi viaje, mi fortaleza en mis debilidades, mi tesoro en mi pobreza, el remedio para mis llagas, mi consuelo en mis lágrimas; Vos que sois mi refugio en mis miserias y la esperanza de mi salud, oíd mis ruegos y compadeceos de mí, como corresponde a la Madre de un Dios que tanto ama a los hombres. Concededme cuanto os pido, Vos que sois nuestra defensa y alegría. Hacedme digno de gozar con Vos de aquella gran felicidad que gozáis en la bienaventuranza. Sí, Reina mía, mi refugio, mi vida, mi socorro, mi defensa, mi alegría, mi fortaleza y mi esperanza; haced que yo vaya con Vos por el camino del cielo. Yo sé que siendo Vos Madre de Dios, podéis muy bien alcanzarme una gracia eficaz, que me haga cooperar para conseguir mi final justificación. ¡Oh María! Vos sois poderosísima intercesora para salvar a los pecadores y no necesitáis otra recomendación, porque sois la Madre de la verdadera vida.

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