Himno a la Virgen
Es tu pueblo, Virgen Pura,
y te da su amor y fe;
dale tú paz y ventura
en tu edén de Caacupé.
Todo el pueblo paraguayo
que juró su libertad
a la luz del sol de mayo
hoy aclaman su beldad.
que juró su libertad
a la luz del sol de mayo
hoy aclaman su beldad.
Virgen pura tan querida,
bella flor de Caacupé,
danos fuerza, danos vida,
más virtudes y más fe.
bella flor de Caacupé,
danos fuerza, danos vida,
más virtudes y más fe.
Virgencita de Caacupé (Polca)
Letra y Música: Federico Riera
Ya la caravana de los promeseros
asciende la loma de Caacupé.
Campanas de bronce, tocando oraciones,
llaman a los fieles
con un canto dulce para el “ñembo’e”
asciende la loma de Caacupé.
Campanas de bronce, tocando oraciones,
llaman a los fieles
con un canto dulce para el “ñembo’e”
Virgencita santa, recuerdo que un dia
con salmo en los labios hasta ti llegué.
Y allí de rodillas, en tu santuario,
con fervor creyente
como un peregrino yo también oré.
con salmo en los labios hasta ti llegué.
Y allí de rodillas, en tu santuario,
con fervor creyente
como un peregrino yo también oré.
Oh, Virgencita de los milagros,
tú que eres buena
oye mis ruegos: vengo a pedirte que tus perdones lleguen a mí.
Caudal de hechizos y de ternuras
hay en tus ojos, que son azules
como ese cielo que cubre el suelo donde nací.
tú que eres buena
oye mis ruegos: vengo a pedirte que tus perdones lleguen a mí.
Caudal de hechizos y de ternuras
hay en tus ojos, que son azules
como ese cielo que cubre el suelo donde nací.
Un dia quisieron llevarte muy lejos,
pero en un milagro dijiste “tove”.
Desde entonces ciego, creyente y sincero
tu pueblito humilde, Virgencita santa,
se postró a tus pies.
Como en un misterio de leyenda sacra
de un tiempo lejano que no ha de volver,
evoco tu imagen, que es la de mi raza
de estirpe serrana, Virgencita india de Caacupé.
pero en un milagro dijiste “tove”.
Desde entonces ciego, creyente y sincero
tu pueblito humilde, Virgencita santa,
se postró a tus pies.
Como en un misterio de leyenda sacra
de un tiempo lejano que no ha de volver,
evoco tu imagen, que es la de mi raza
de estirpe serrana, Virgencita india de Caacupé.
Oh, Virgencita de los milagros
tú que eres buena
oye mis ruegos: vengo a pedirte que tus perdones lleguen a mí.
Caudal de hechizos y de ternuras
hay en tus ojos, que son azules
como ese cielo que cubre el suelo donde nací.
tú que eres buena
oye mis ruegos: vengo a pedirte que tus perdones lleguen a mí.
Caudal de hechizos y de ternuras
hay en tus ojos, que son azules
como ese cielo que cubre el suelo donde nací.
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