Adiós, Reina del cielo,
Madre del Salvador,
adiós, oh Madre mía,
adiós, adiós, adiós.
Adiós, Reina del cielo,
Madre del Salvador,
dulce prenda dorada
de mi sincero amor.
De tu divino rostro
la belleza al dejar,
permíteme que vuelva
tus plantas a besar.
A dejarte ¡oh María!
no acierta el corazón;
te lo entrego, Señora,
dame tu bendición.
Adiós, Hija del Padre,
Madre del Hijo, adiós,
del Espíritu Santo,
oh casta esposa, adiós.
Adiós, oh Madre virgen,
más pura que la luz,
jamás, jamás me olvides
delante de Jesús.
Adiós, del cielo encanto,
del universo honor,
abraza el alma mía,
en tu gloria y amor.
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