¡El sueño de la inocencia
Déjame, ¡oh Dios! disfrutar,
Y mañana, al despertar,
Bendeciré tu clemencia!
¡Por descanso diste al hombre
El sueño tras la fatiga;
Pura mi lengua bendiga
Por siempre tu santo nombre!
Sólo el malvado no alcanza
Ni aun en el sueño reposo;
Porque hasta en sueños, medroso,
Ve el brazo de tu venganza.
Mi madre con dulce canto
Mi primer sueño arrulló,
En sus brazos me meció
Y enjugó mi triste llanto.
Corra mi sueño sereno
Cual arroyuelo entre flores,
Que del alba los colores
Retrata en su limpio seno.
¡Tu bálsamo celestial
Derrama ¡oh Dios! en mi pecho;
Y un ángel guarde mi lecho
Y me defienda del mal!
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