Naciste de un beso
del sol a una estrella:
sin duda, por eso
creciste tan bella.
Tu frente es más pura
que bruñida plata.
Tu boca figura
clavel escarlata.
Tu aéreo cabello
es fino y undoso.
De un astro glorioso
tu risa es destello.
Yo sé que un tesoro
tu dulce existencia
corona de oro:
¡la blanca inocencia!
El tiempo inhumano
podrá con fiereza
borrar por su mano
tu rara belleza:
¡pero aun ese día,
tu casto tesoro
sus rayos de oro
tendrá todavía!
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