Sé propicio con nuestras súplicas, Señor, y asiste benigno a esta institución, que ordenaste para la propagación del género humano; para que lo que se une con tu autoridad, se conserve con tu favor. Por nuestro Señor Jesucristo.
¡Oh Dios!, que con el poder de tu virtud sacaste de la nada todas las cosas, y creado el universo, formaste para el hombre, hecho a la imagen de Dios, la ayuda inseparable de la mujer; Tú, que del cuerpo del varón sacaste el cuerpo de la mujer, para enseñarnos que jamás es lícito separar lo que quisiste procediese de un solo principio; ¡oh Dios! que has consagrado la unión conyugal con un misterio tan excelente, que el contrato nupcial venga a figurar el sacramento de la unión de Cristo con su Iglesia; ¡oh Dios!, por quien la mujer se une al varón, y esta sociedad, la primera instituida, es enriquecida con tal bendición, que no fue quitada ni por la pena del pecado original ni por el castigo del diluvio, mira propicio a esta tu sierva, que estando para unirse con su marido, te pide ser fortalecida con tu protección. Sea su matrimonio yugo de amor y de paz; casta y fiel, cásese en Cristo, e imite constantemente a las santas mujeres; sea amable a su marido como Raquel; prudente, como Rebeca; de larga vida y fiel, como Sara; nada de sus actos encuentre en ella el autor del pecado; permanezca adherida a la fe y a los mandamientos, y unida a solo su marido; huya de todo contacto ilícito, fortalezca su flaqueza con la austeridad de su vida; sea grave por su modestia, respetada por su recato, instruida en la doctrina celestial; sea fecunda en hijos, probada e inocente; y llegue al descanso de los bienaventurados y al reino celestial; y vean ambos los hijos de sus hijos hasta la tercera y cuarta generación, y lleguen a la ancianidad deseada. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Comunión.- Así sea bendecido todo hombre que teme al Señor Dios; veas los hijos de tus hijos; la paz sobre Israel. Aleluya.
Poscomunión.- Te suplicamos, Dios omnipotente, acompañes con tu piadoso amparo las instituciones de tu providencia, para que conserves en paz y en longevidad a los que has unido en legítima sociedad. Por nuestro Señor Jesucristo.
El Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob sea con vosotros; Él os colme de sus bendiciones, para que veáis los hijos de vuestros hijos hasta la tercera y cuarta generación, y después poseáis para siempre la vida eterna; con el auxilio de nuestro Señor Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
Exhortación final.- Ya que habéis recibido las bendiciones, según la costumbre de la Iglesia, lo que os amonesto es que os guardéis lealtad el uno al otro; y en tiempo de oración y mayormente en ayunos y festividades, tengáis castidad. El marido ame a su mujer y la mujer ame al marido, y que permanezcáis en el temor de Dios.
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