Señor, Tú ya lo sabes, hoy es mi cumpleaños. Y van 58. Durante toda mi vida te he sentido muy cerca y me has dado muchas muestras de tu amor. Te doy las gracias por no dejarme nunca solo y por darme tanto, mucho más de lo que merezco. Me has dado dos familias maravillosas, la de mis padres y hermanos y la de mi esposa y mi hijo; me has dado salud y fuerza para luchar en esta vida; me has dado un trabajo para toda la vida (con ayuda de Fray Leopoldo); me has dado muy buenos amigos y he conocido muy buenas personas; me has dado una preciosa casa... me has dado mucho. Y yo te he dado disgustos, pero ahí voy, luchando por ser cada día mejor y poder verte al final del camino. Te quiero mucho, Dios mío, y Tú lo sabes.
En este día en el que recibía de mi madre un beso por cada año que cumplía y que ahora los recibo desde el Cielo te pido por mis padres y mis suegros, por mis abuelos, tíos y todos mis demás familiares que ya murieron, para que estén muy bien y llenos de felicidad, como también por mis amigos, en especial por Alfonso y Loly, a los que tanto quiero y ya se fueron. Como todos los días, te pido por todas las almas del Purgatorio, que puedan salir de allí e ir contigo al Cielo. Señor, sigue protegiendo a toda mi familia, líbralos de los peligros del mundo. Y sigue conmigo, ayudándome como hasta ahora, y que cuando deje mi cuerpo físico para ir a ese Reino tuyo tan maravilloso me acompañes y me ayudes a ir hacia Ti. Te quiero mucho, Señor.
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