Querido y dulce Niño Jesús, he aquí un pobre enfermo que, movido por la fe más viva, invoco tu divina ayuda en mi enfermedad.
En Ti pongo toda mi confianza. Sé que Tú todo lo puedes y que eres misericordioso, la misma misericordia infinita.
Grande pequeñito, por tu virtud divina, por el inmenso amor que tienes a los que sufren, a los afligidos, a todos los necesitados, escúchame, bendíceme, socórreme, consuélame.
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