Jesús, por el amor de la agonía que Tú soportaste durante el temor a la muerte en el Huerto de Getsemaní, en la flagelación y coronación de espinas, en el camino al Monte Calvario, en tu crucifixión y en tu muerte, ten piedad de las Almas del Purgatorio y especialmente de aquellas que están totalmente olvidadas. Líbralas de sus amargos dolores, llévalas a Ti y envuélvelas con tus brazos en el Cielo.
(Padrenuestro y Avemaría).
Señor, concédeles el descanso eterno y brille para ellas la luz que no tiene fin.
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