¡Oh Santísima Virgen María de Coromoto, Madre de Misericordia!, confiamos a Venezuela a tu amoroso cuidado. Madre querida, te suplicamos reclames como tuya esta tierra de gracia, para gloria de tu divino Hijo Jesucristo, verdaderamente presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en el Santísimo y Divinísimo Sacramento del Altar, a quien Venezuela le ha sido consagrada.
Afligidos por los pecados de esta nación, clamamos a Ti desde lo más profundo de nuestro corazón, suplicando tu amparo y protección. Apiádate de los venezolanos, míralos con misericordia y toca sus corazones. Ilumina su entendimiento, ayúdales a comprender cuan valioso es el don de la vida y el ejercicio responsable de la libertad humana. Líbralos de todas las falsedades que los conducen al terrible mal de negar toda vida.
Concede a los habitantes de la nación venezolana la sabiduría, para que reconozcan que Venezuela fue fundada al amparo de la Ley de Dios, y que solo Él es la fuente verdadera de los más preciados derechos: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Oh Madre Misericordiosa, infunde a los venezolanos el valor para rechazar la "cultura de la muerte" y todo camino que niegue a Dios, y muéstrales el camino a la vida. Confiados en tu poderosa intercesión, te suplicamos:
Acuérdate, ¡oh piadosísima Virgen María de Coromoto!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección e implorado tu socorro, haya sido desamparado por Ti. Yo pecador, animado con tal confianza, acudo a Ti, ¡oh Madre, Virgen de las Vírgenes!, a Ti vengo, delante de Ti me presento gimiendo. No desprecies, oh Madre del Verbo Encarnado, mis humildes súplicas, antes bien óyelas y despáchalas favorablemente. Amén.
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