Estos son los elegidos de tu amor, San José, y en los que muestras a menudo la eficacia de tu protección.
Los que sufren estrechez y necesidad, los que padecen sufrimientos, los que en el trance duro de la muerte imploran tu consuelo.
Te pedimos por ellos, Padre de pobres, de enfermos y de moribundos.
Derrama sobre sus corazones el bálsamo de la santa confianza en Dios y ahuyenta de ellos el negro demonio de la desesperación.
Sonríe a los tristes con la dulzura de la esperanza, haz llegar a los necesitados el pan de la caridad, anticipa a los ojos vidriados de los agonizantes un rayo de luz del paraíso que les está prometido. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario