jueves, 7 de marzo de 2019

SI UNA ESPINA ME HIERE (Amado Nervo)

Si una espina me hiere, me aparto de la espina,
pero no la aborrezco.
Cuando la mezquindad envidiosa en mí
clava los dardos de su inquina,
esquívase en silencio mi planta, y se encamina
hacia más puro ambiente de amor y caridad.

¿Rencores? ¿De qué sirven?
¿Qué logran los rencores?
Ni restañan las heridas, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,
y no prodiga savias en pinchos punzadores;
si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,
se llevará las rosas de más sutil esencia,
y si notare en ellas algún rojo vivaz,
será el de aquella sangre que su malevolencia
de ayer vertió, al herirme con encono y violencia,
y que el rosal devuelve, trocada en flor de paz.

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