Marchitos ya mis sueños triunfadores
y perdida la ingenua luz del alba,
y perdida la ingenua luz del alba,
por los anchos senderos retadores
la vida toma un sesgo gris y malva.
Con ademán estoico mi cansancio
-cansancio que es común a tantos pechos-,
aceptando su tono seco y rancio
se sumerge en el caos de los hechos.
Y perdido el ensueño migratorio,
en las cosas humildes y sencillas,
encuentro ruta, norte y promontorio.
Y en estos nuevos mares -ya sin quillas-,
vas buscando en su oleaje transitorio
la nueva meta de celestes villas.
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