Por las innumerables gracias que durante toda mi vida me has concedido, escucha hoy benevolente las humildes súplicas que a tus pies deposito con toda mi fe, porque mis esperanzas están puestas en Ti, por todas las necesidades que sufro y especialmente en la situación que me atribula actualmente.
(Hacer una súplica)
¡Oh santa Niña María! que habitas en mi corazón, por todas las gracias, méritos y privilegios que únicamente a Ti te han sido concedidos, apiádate de mi y muestra tu compasión, porque es inagotable la fuente de favores y bienes que continuamente dispensas a tus devotos hijos y porque tu poder es ilimitado sobre el Corazón paternal de Dios.
Por la profusión de gracias que te ha dado Dios omnipotente, ¡oh Niña celestial!, desde el primer instante de tu Inmaculada Concepción, atiende mi oración y alabaré para siempre tu bondad. Amén.
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