Texto del Evangelio (Mt 5, 38-42): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda».
“A quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos” (Mt 5, 38-42)
Señor Jesús, en esta mañana me presento ante Ti con mis proyectos y mis retos, con mis miedos, con mis afectos y sentimientos, con mis heridas y amenazas, con mi carácter y mi modo de hacer las cosas, con mis necesidades y mis logros, con mis deseos de superación y mis errores, con mis fuerzas y mis ganas de tirar la toalla, con mis amores y desamores, con mis pasiones y mis utopías… con todo lo que soy y tengo.
Señor Jesús, en esta mañana, reconociéndome en camino y con ganas de seguir caminando, te pido que me acompañes, no una milla sino siempre. Sé que solo no puedo, sé que sin ti mis esfuerzos son absurdos, sé que sin tu presencia la vida ya no tiene sorpresas, sé que a tu lado hasta lo escabroso del camino se hace más llevadero.
Señor Jesús, en esta nueva jornada, acompaña mis pasos, vente conmigo y quédate cerca.
Así te lo pido. Así sea.
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