viernes, 7 de junio de 2024

SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 31-37

Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.

El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».

 



"Mirarán a Jesús" (Jn 19, 31-37)

Señor Jesús, mirarte. Necesitamos mirarte. Hoy tu Iglesia celebra la solemnidad del Sagrado Corazón.  Necesitamos conocer tu corazón para aprender a conformar el nuestro a imagen del tuyo. Un corazón sin dobleces, sin medias verdades. Un corazón enorme, un corazón desprendido y entregado.

Señor Jesús, necesitamos aprender de Ti ese amor infinito, que se vuelve niño frágil; ese amor de hombre humillado y traspasado por nuestros pecados. Ese amor apasionado. Necesitamos conocer más tu corazón, ese que con dolor carga nuestros pecados, ese corazón tuyo que siendo rey, te vuelves esclavo; ese corazón que es fuego de amor poderoso, salvador, humilde, fiel y silencioso.

Señor Jesús, necesitamos de tu amor que abre sus brazos de acogida, que nos muestra el camino hacia la vida. Necesitamos tu corazón, un corazón paciente, de amor ardiente, que por puro amor vence a la muerte.

Señor Jesús, necesitamos de tu amor, un amor generoso, que hace y calla, amor a todos; un amor que anda buscándonos todo el tiempo, esperando la respuesta y el encuentro.

Señor Jesús, te pedimos hoy que nos muestres tu corazón, ese que habla de un amor diferente, misterioso, inclaudicable; ese amor que dignifica y que vence en la cruz.

Muéstranos hoy tu corazón, Señor. 

Asi te lo pido. Así sea.













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