Gloriosísima invicta mártir y castísima virgen santa Bibiana, que desde tus tiernos años te consagraste al servicio de tu divino Esposo, despreciando por su amor, no sólo tus grandes riquezas, sino también todas las esperanzas con que te brindaba el mundo por la nobleza de tu linaje, no haciendo caso de las amenazas, ni de los halagos con que intentó el tirano Aproniano despojarte de la fe y de la virginidad, ni temiendo las iras del apóstata Juliano, apreciando más la humilde servidumbre de cristiana, que toda las grandezas del mundo, ofreciéndote a padecer los más rigurosos martirios, hasta dar la vida por Cristo en el tormento de los azotes; yo, el más tibio devoto vuestro, te pido me alcances de Dios gracia para imitar tan heroicas y excelentes virtudes, y para vivir de modo que tenga la dicha de acompañarte en la Gloria. Amén.
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