Buenos días. ¡Regocijémonos! ¡Gritemos jubilosos! ¡Estemos siempre alegres! En mitad del Adviento... ¡gozo y alegría! Feliz domingo Gaudete (de la alegría). Hoy estamos más cerca de celebrar que Dios vino al mundo. Y ojalá nos alegremos porque no estamos solos. Pero a veces no descubrimos la grandeza en lo cotidiano. ¿Que debemos hacer? Juan el Bautista lo deja claro, cambiemos el corazón: compartir, ser trabajadores, no ambicionar, y confiar en la providencia. La alegría que Dios trae es que seamos mejores personas, más libres para amar más y mejor cada día, y entonces el mundo será diferente. Seamos buenos y alegrémonos en Dios Salvador.
Texto del Evangelio (Lc 3, 10-18): En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «Pues ¿qué debemos hacer?». Y él les respondía: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo». Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?». Él les dijo: «No exijáis más de lo que os está fijado». Preguntáronle también unos soldados: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?». Él les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada».
Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga». Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.
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