A los pocos años, San Simeón decidió partir a una especia de cueva rocosa en el desierto, un pequeño espacio de apenas unos 15 metros. Sin embargo, motivados por el asombro de sus prácticas religiosas, numerosos peregrinos acudían a su hogar en busca de consejos y oraciones. San Simeón sentía que debía apartarse aun más para tener tiempo para orar y adorar a Dios.
Por tal motivo, San Simeón hizo levantar una columna que tuviese una plataforma en la parte superior, y allí decidió pasar el resto de su vida. Se dice que la última columna superaba los 15 metros de altura. Los visitantes aun podían subir y visitarlo a través de una escalera. San Simeón el estilita pasó 36 años sobre la columna, hasta el día de su muerte, el 2 de septiembre del año 459. Su cuerpo se encontraba de rodillas, como si estuviese orando, con la cabeza inclinada. Después de fallecido muchos milagros concedió San Simeón, y junto a su columna se edificó un monasterio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario