Dios bondadoso, te damos humildes y cordiales gracias porque has preservado, en el dolor y la ansiedad del alumbramiento, a tu sierva N., que ahora desea ofrecerte su alabanza y acción de gracias. Concede, Padre de toda misericordia, que con tu auxilio viva fielmente conforme a tu voluntad en esta vida, y finalmente participe de tu gloria eterna en la vida venidera; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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