Jesús llamó "Hora de la Misericordia" a las tres de la tarde, por ser la hora de su muerte, diciendo: "A las tres de la tarde implora mi misericordia, especialmente para los pecadores y, aunque sea por un momento, sumérgete en mi pasión; sobre todo en el momento de mi agonía. Esta es la hora de la gran misericordia para todo el mundo. En esta hora no negaré nada al alma que lo pida por los méritos de mi pasión".
Revelación de Jesucristo a Santa Faustina Kowalska.
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