- ¿Sabéis de qué color son las estrellas?
dice la niña con su voz rosa, fragante, trémula.
Giran las constelaciones
en la oscura noche inmensa.
- Hija mía, es tu pregunta
flor de luz en la tiniebla.
Me mira la madre. Yo
devuelvo el mirar en ellas.
Sonreímos sin decirnos nada. La niña recela,
mariposa de misterio
que en nuestro silencio vuela.
Con tozudez de oleaje,
con terquedad de marea,
multiplicada de espumas
en la cita de la arena,
la niña viene y se va
y vuelve por su respuesta
y como un columpio loco
nos avisa y nos desvela:
- ¡Que me digáis el color,
el color de las estrellas!
- Hija, no tienen ninguno.
- Tienen el color que quieras:
amarillo, verde, blanco,
carmín, naranja, violeta...
Hoy el color de tus sueños;
mañana, el de tus tristezas.
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