lunes, 9 de noviembre de 2020

ORACIÓN DE PERDÓN A MÍ MISMO

Mi amado Jesús, he venido hasta Ti en este momento porque sé que solo Tú me puedes ayudar, quiero contarte ahora lo que hay en mi corazón.
Sé que Tú me puedes llenar de bendición, por eso te entrego todo lo que soy, toma mi vida, toma el desierto de mi vida y hazlo florecer.
Tú me has dicho que no me vas a abandonar y yo confío en esa palabra, creo en ella, creo que es una promesa de amor.
Quiero pedirte perdón por mis pecados. Derrama tu Sangre bendita sobre mí. Perdóname, Señor mío, por todo aquello que no he hecho bien, por todo el mal que he hecho queriendo hacer el bien. No he actuado como corresponde. Reconozco mis faltas; muchas veces, a diario, me olvido de Ti; me he olvidado de tu amor, de tu misericordia, por las veces que he transformado mi vida el algo sin norte, sin rumbo.
Muchas veces he creído en cosas fuera de Ti y no en tu amor sincero. Por eso, Padre mío, a Ti que me amas incondicionalmente, te pido perdón por mis pecados, por conservar también rencor en mi corazón, por no perdonarme a mí mismo el daño que he causado, por las veces que he creído en supersticiones, en esoterismos y cosas sin sentido que me han alejado de tu bondad.
Rompe, Señor, con todas esas cadenas que me han atado a vivir una vida llena de dolor y sufrimiento. A veces pienso que es tan grave mi falta que no soy digno de tu perdón; por ello te ruego, te imploro, te suplico, que siembres en mi alma la humildad, el amor, la confianza para poder perdonarme esas heridas que me dejaron los vacíos de no tenerte y de apartarte de mí.
Te pido perdón, Jesús mío, por todas las faltas cometidas contra mis hermanos, he caído en las habladurías y he hablado mal de ellos, he actuado mal y no he sabido vivir el servicio de la generosidad, solidaridad y amabilidad con ellos, he actuado cegado por la rabia, por la ira. Perdón, Señor, perdón.
Perdóname por los momentos en que he querido lanzar la toalla, que no he valorado que soy hechura tuya. Perdóname cuando he gritado al mundo entero que no puedo más, que ya no puedo seguir. Perdóname por los momentos en que no me he valorado, en que he pensado que de nada sirvo en este mundo. Quiero sentir que limpias mi corazón, que me liberas.
Quiero saber que Tú estás conmigo y que toda frustración y todo deseo de miseria que habita en mí quede destruido por el poder de tu Cruz. 
Solo Tú, Señor, me das vida en abundancia; por eso me retiro confiado de saberme perdonado, sano y liberado por tu amor. Lléname de tu fuerza de ahora en adelante, necesito siempre de tu amor, de tu perdón, de tu alegría para vivir.
Quiero sentir tu presencia, tu paz, tu gozo en cada circunstancia de mi vida. Lléname de tu poder, lléname de fortaleza y, sobre todo, envíame tu Espíritu Santo, el gran Consolador, para que guíe mis pasos y pueda caminar hacia Ti, sintiéndome perdonado y amado por Ti.
Me perdono por tu amor y tu bondad, me perdono por tu Cruz y por tu Palabra que todo lo sana y todo lo renueva. Amén.

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