Santa Verónica fue la mujer que tuvo un gesto misericordioso con Cristo durante su camino al Monte Calvario al enjugar su rostro lleno de sangre y sudor con un velo.
Oh gloriosa santa Verónica, que encontrándote con Jesús, conociste su ejemplar e inmaculada vida, su pasión y su muerte, y que en el cielo incluso ahora conoces su gloria.
Intercede para que pueda participar de las gracias de su Divina Misericordia. Tú que como premio de tus virtudes obtuviste el milagro del rostro de Cristo.
Te pedimos para que Jesús esté impreso en nuestros corazones y podamos ver los milagros que a cada instante nos regala en nuestras vidas, obremos según sus deseos, perseverando en las obras de su santa Palabra, y por los méritos de la pasión de nuestro Señor Jesucristo podamos obtener un día el gozo del cielo.
Danos, Señor, la inquietud del corazón que busca tu rostro.
Protégenos de la oscuridad del corazón que ve solamente la superficie de las cosas. Danos la sencillez y la pureza que nos permiten ver tu presencia en el mundo.
Cuando no seamos capaces de cumplir grandes cosas, danos la fuerza de una bondad humilde. Graba tu rostro en nuestros corazones, para que así podamos encontrarte y mostrar al mundo tu imagen.
Amén.
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