Vio a una mulata murciana
un hombre asomada un día
a un escorce que servía
de chimenea y ventana.
Ella se le queja, viendo
que no le habla, corrida
por ser de él tan conocida.
Y él se disculpó diciendo:
-Que pase, mire y te vea
sin hablar, no es mucho, Clara,
que entendí que era tu cara
humo de esa chimenea.
un hombre asomada un día
a un escorce que servía
de chimenea y ventana.
Ella se le queja, viendo
que no le habla, corrida
por ser de él tan conocida.
Y él se disculpó diciendo:
-Que pase, mire y te vea
sin hablar, no es mucho, Clara,
que entendí que era tu cara
humo de esa chimenea.
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