- ¿Adónde vas, Santa Madre,
tan temprano por la calle?
- Voy a ver a cada enfermo
de los muchos hospitales,
para mitigar las penas,
que por algo soy la Madre.
- Te ruego, Virgen bendita,
que nunca nos desampares
y que cubras con tu manto
las dolientes soledades.
Envuélvelos con tu aroma
de jazmines y azahares,
que están sufriendo y no deben,
no debe sufrir nadie.
Aparta el virus mezquino,
que es egoísta y cobarde,
se difumina y se oculta,
no se deja ver por nadie.
Ten compasión de nosotros,
que este virus no nos mate.
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