En la vida, no tuerzas el camino
y no te vayas por cualquier sendero.
Señalar una meta es lo primero
y perderte en la jungla, lo dañino.
¡Adelante, esforzado peregrino!
Con paso alegre y caminar ligero,
llegarás al final, si el derrotero
que transitas es fiel a su destino.
Es inútil trotar por otras sendas
hasta perderte y circular sin rumbo,
escogiendo la ruta a contrapelo.
No hagas caso de cuentos y leyendas
y menos tropezar, tumbo tras tumbo,
en el camino que nos lleva al Cielo.
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