Santa Áurea, a quien de verdad quiero, te ruego no dejes, hoy ni nunca, de velar para que viva como corresponde a un cristiano, siguiendo tus ejemplos.
Ayúdame en mis dificultades; sobre todo no permitas que caiga en pecado, y alcánzame que sepa hacer de mi vida mi mayor consuelo a la hora de la muerte, para ser contigo eternamente feliz. Amén.
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