¡Oh, santas vírgenes Justa y Rufina, rosas bellísimas y margaritas muy resplandecientes, que con vuestra preciosa sangre y el tesoro de vuestras imágenes, enriquecéis y hermoseáis la ciudad de Sevilla!
¡Oh patronas singulares, amadísimas de Cristo!, humildemente os pedimos que, con vuestros incesantes ruegos, amparéis a esta ciudad. Amén.
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