San Laureano nació en la provincia romana de Panonia, hijo de padres nobles pero paganos. Durante su juventud, un pariente católico lo retiró ocultamente de sus padres y lo trasladó a Milán, donde se convirtió al cristianismo y fue bautizado por el obispo Eustorgio II.
Huyendo de los herejes arrianos, se trasladó a Sevilla, donde en 522 es nombrado obispo de la diócesis en sustitución de Máximo. Permanece en este puesto durante 17 años hasta 539.
En 539 deja Sevilla, dirigiéndose primero a Marsella y después a Roma, donde se entrevista con el Papa Vigilio. Es perseguido y capturado por Totila, el rey de los ostrogodos, seguidor del arrianismo, que le da muerte en la ciudad francesa de Vatan el 4 de julio del año 546 y ordena que lo decapiten, mandando su cabeza a Sevilla, la cual, cuando llegó a la ciudad, la libró de la peste y el hambre que padecía según el mismo había profetizado antes de morir.
ORACIÓN
Oh, san Laureano, tú que destacaste por tu dedicación a los pobres con tus limosnas, por frecuentar los ayunos, por tus continuas oraciones, tu serenidad y tu hospitalidad, intercede ante Dios por nosotros, para que, imitando tus cualidades, podamos merecer la vida eterna junto a ti y todos los seres celestiales. Amén.
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