"No he encontrado en nadie tanta fe" (Mt 8, 5-11)
Señor Jesús, tu Evangelio de hoy me pone frente a mí mismo y me hace preguntarme cómo ando de fe, qué calidad tiene, cómo la estoy cuidando, qué me hace falta para que también a mí me digas eso de que no has encontrado en nadie tanta fe como en mí. Al inicio de este adviento, hazme consciente de la fe que tengo.
Señor Jesús, ¿vivo en consonancia con la fe que profeso? ¿Profeso con mi vida la fe que celebro? ¿Celebro la vida transida por la fe que me ha sido regalada? ¿Regalo a otros motivos para creer y vivir desde la fe? Hazme un creyente que transparente lo que Tú eres y significas en mi vida.
Señor Jesús, que mi fe me mueva a misericordia, que mi fe me lleve al encuentro con los demás, que mi fe ayude a transformar el mundo, que mi fe despierte conciencias, que mi fe caliente el corazón y me haga más acogedor y cercano, que mi fe mueva montañas y sane heridas, que mi fe lo sea solo en Ti, de Ti beba y en Ti se haga fuerte y bien fundamentada. Que mi fe me haga hermano desde nuestro ser hijos e hijas de Dios.
Señor Jesús, ojalá encuentres en mí esa fe sin doblez, sin intereses, sin reservas ni omisiones, esa fe que lo pide todo y en todo se hace vida abundante.
Señor Jesús, que mi fe aporte ese granito de arena para que cesen la violencia y las guerras.
Así te lo pido. Así sea.
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