Texto del Evangelio (Lc 21, 29-33): En aquel tiempo, Jesús puso a sus discípulos esta comparación: «Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
"El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Lc 21,29-33)
Señor Jesús, llegamos al final de la semana y cuesta no decirte que estamos agotados. El contexto de crispación, de conflictos, de tanta gente descontenta por tantas cosas, de guerras, de tantos seres humanos descartados... acaba con todas nuestras energías ¡Y a veces también con nuestra esperanza! ¡Hay tantas palabras que en esta época nos tienen tan atrapados! Indiferencia, violencia, enfermedad, paro, injusticias, desigualdades... necesitamos otras palabras.
Y hoy, Señor Jesús, tu Evangelio nos dice que tus palabras no pasarán. ¡Qué bien nos viene a nosotros leer estoy hoy! Porque necesitamos otras palabras, pero otras palabras que no pasen de moda, que siempre signifiquen lo mismo, que nos hagan abrir los ojos, que nos den motivos de alegría, que hablen de felicidad compartida y de posibilidades para todos.
Señor Jesús, haz que hoy pronunciemos, sobre todo sin abrir la boca, tus palabras: encuentro, cariño, ternura, mirada, acogida... amor. Eso queremos pronunciar este día con nuestras obras. Todo eso que no pasará nunca. Feliz adviento, feliz camino a Belén. Acompaña nuestro caminar.
Así te lo pido. Así sea.
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