Buenos días. Que tengamos un buen sábado. Esta tarde tendremos la misa de Pentecostés en la que celebraremos la venida del Espíritu Santo. Hoy las lecturas nos invitan a evangelizar sin miedo, sin cansarnos, como Pablo, y nos muestra Jesús en el evangelio que cada uno tiene su propio camino. Cuando Pedro parece molesto porque los sigue Juan, Jesús le contesta de manera diferente: “Y si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?” Jesús nos indica que cada uno tiene su propia vida y ritmo, todos estamos llamados a vivir en comunidad y a transmitir la misma fe, pero cada uno a su propio ritmo; no presionemos nunca al hermano, sino más bien, seamos auténticos en nuestro Amor a Dios y enseñemos a todos cuánto lo amamos, sin necesidad de compararnos con nadie, porque a todos nos ama Dios de formas que ni imaginamos. Seamos buenos e intentemos dar sincero testimonio de nuestro Amor a Dios, que anime a que muchos quieran conocer a Jesús, Señor justo que ama la justicia.
1ª Lectura (Hch 28, 16-20. 30-31): Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con un soldado que lo vigilase. Tres días después, convocó a los judíos principales; cuando se reunieron, les dijo: «Hermanos, estoy aquí preso sin haber hecho nada contra el pueblo ni las tradiciones de nuestros padres; en Jerusalén me entregaron a los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, tuve que apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo he querido veros y hablar con vosotros; pues por la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas».
Vivió allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que acudían, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.
Salmo responsorial: 10
R/. Los buenos verán tu rostro, Señor.
El Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en el cielo; sus ojos están observando, sus pupilas examinan a los hombres.
El Señor examina a inocentes y culpables, y al que ama la violencia Él lo odia. Porque el Señor es justo y ama la justicia: los buenos verán su rostro.
Versículo antes del Evangelio (Jn 16, 7.13): Aleluya. Os enviaré el Espíritu de verdad, dice el Señor; Él os enseñará toda la verdad. Aleluya.
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