Querido Dios, hoy te pido para que la templanza que has depositado en mis hijos se manifieste en su diario vivir, que puedan controlar sus impulsos y siempre tomen las mejores decisiones. Fortalécelos en su autocontrol, sabiendo que con ayuda del Espíritu Santo ellos dominarán todas sus emociones antes de que ellas los dominen. Amén.
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