Madre ejemplar del gran Agustín, durante 30 años perseguiste de modo perseverante a tu hijo rebelde con amor, afecto, perdón, consejo y rezos que clamaban al cielo. Intercede por todas las madres para que puedan aprender a conducir a sus hijos a Dios y su Santa Iglesia. Enséñales cómo permanecer cerca de sus hijos, incluso de aquellos que se han extraviado. Amén.
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