La Verdad nos hará libres.
Nos libera la Verdad
de todas nuestras miserias,
de todo el vasto arsenal
de mentiras, falsedades
y embustes sin confesar.
La Verdad nos hará libres,
nos dará su claridad
para distinguir el bien,
para abominar el mal,
para tener en los labios
el beso de la amistad
y limpiar los corazones
del gran odio universal.
La Verdad nos hará libres
para intuir y pensar
cuán grandes son nuestras culpas
y nuestra propia maldad.
Arriba está el Dios del Cielo,
el Cordero Celestial,
que murió por redimirnos,
que nos amó de verdad
y que quiso hacerse hombre,
tomando carne mortal.
Él nos quiere como Padre
y nos espera, en verdad,
en los atrios celestiales
por toda la eternidad.
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