Por Ti le he preguntado a las estrellas
cuando, para buscarte, no sabía
qué camino, Señor, me enseñaría
el divino regalo de tus huellas.
Te busqué por las noches, por aquellas
en que el cielo en tu nombre se encendía
y anduve entre las aguas y, por ellas,
pensé que al navegar te encontraría.
Siempre te busqué fuera de mí mismo;
en el viento, en la roca, en el abismo,
creyendo que en lo inmenso te encontrabas.
Y no miré, Señor, a mi costado
donde estabas mostrándote a mi lado
por la manera con que el pan cortabas.
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