jueves, 1 de mayo de 2025

JUEVES II DE PASCUA C - SAN JOSÉ OBRERO


Buenos días. Feliz Pascua. Y feliz día de San José Obrero. Hoy la primera lectura sigue contando el comienzo de la predicación de los apóstoles. El Sanedrín les ha prohibido hablar en nombre de Cristo, pero Pedro les reclama que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El testimonio que demos será de Dios porque da el Espíritu, nos da la Verdad, no hay engaño. Y esto es lo que los apóstoles transmiten, hay que obedecer a Dios, que es la Verdad y la Vida, antes que dejarnos arrastrar por este mundo que, como los judíos, quiere prohibir todo lo que vaya en contra de lo socialmente correcto y establecido. Cuidado, porque llegamos a veces a justificar que la mentira es buena, si es para conseguir la paz, y esto no es cierto. El fin no justifica nunca los medios para conseguirlos. Cristo ha muerto por decir la Verdad. Y Dios lo ha instituido como Jefe Supremo, juez de vivos y muertos, que ha venido para enriquecernos y ayudarnos. Sigamos adelante siendo sus testigos aunque el mundo vaya contra nosotros. Seamos buenos y confiemos en Dios, que está cerca del perseguido.


1ª Lectura (Hch 5, 27-33): En aquellos días, los apóstoles fueron conducidos a comparecer ante el Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó, diciendo: «¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre». Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen». Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.


Salmo responsorial: 33

R/. Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha.

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a Él.

El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias.

El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor.


Versículo antes del Evangelio (Jn 20, 29): Aleluya. Porque me has visto, Tomás, has creído, dice el Señor; bienaventurados los que no vieron y creyeron. Aleluya.



Texto del Evangelio (Mt 13, 54-58):

En aquel tiempo Jesús fue a su ciudad y se puso a enseñarles en su sinagoga, de manera que se quedaban admirados y decían: —¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos poderes? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas ¿no viven todas entre nosotros? ¿Pues de dónde le viene todo esto?

Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: —No hay profeta que no sea menospreciado en su tierra y en su casa.

Y no hizo allí muchos milagros por su incredulidad.











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