Buenos días. Feliz Pascua. Comienza en la primera lectura el primer Concilio de la Iglesia: el Concilio de Jerusalén. Se reúnen los apóstoles para descubrir la voluntad de Dios respecto de una norma que había sido señal de identidad de los judíos: la circuncisión. ¿Deben los que se unen a Cristo adoptar esta norma? Cristo lo que nos deja claro es que debemos permanecer unidos a Él, para que nuestras vidas produzcan obras según Dios. Su mandamiento está claro: Amaos unos a otros, como yo os he amado. Y es que tenemos que tener cuidado con imponer normas que no salen del corazón, normas que simplemente hay que cumplir, porque el cristiano no cumple con una moral, vive una vida unida a Cristo y nuestro modelo de vida es Él. Seamos buenos y confiemos en Dios, porque si permanecemos unidos a Él, daremos frutos abundantes.
1ª Lectura (Hch 15, 1-6): En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron, diciendo: «Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés». Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.
Salmo responsorial: 121
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestro pies tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor.
Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David.
Versículo antes del Evangelio (Jn 15, 4.5): Aleluya. Permaneced en mí y yo en vosotros, dice el Señor; el que permanece en mí da mucho fruto. Aleluya.
Texto del Evangelio (Jn 15, 1-8): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos».
"Permaneced en mí, y yo en vosotros" (Jn 15, 1-8)
Señor Jesús, eso busco, eso quiero, eso necesito: permanecer en Ti. Ayúdame a dejar de correr, a centrarme un poco, a gustar cada instante como único, a contemplar la realidad, a no perderme nada de cuanto acontece, a saborear bien la vida, a no ahorrarme nada, a vivirlo todo sin reservas, a ser generoso en darme y en recibir a los otros.
Señor Jesús, haz que permaneciendo en Ti sea mejor persona, abrace más, comparta más, sirva mejor, sienta como propia la felicidad ajena, me alegre con la verdad, me entregue por puro amor y sea feliz siguiéndote. Haz que hoy permanezca en Ti y Tú me habites.
Señor Jesús, haz que desee con todas mis fuerzas ser más generoso, más transparente, más sencillo, más comprometido y más sacramento tuyo. Haz que en todo busque permanecer en Ti y permaneciendo aumente mi deseo de serte siempre más fiel y más auténtico.
Así te lo pido. Así sea.
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