Nació en Grecia en el siglo III y fue martirizada en Corinto, Grecia, en el año 238. Su festividad es el 28 de mayo.
Esta virgen cristiana de Tesalónica, martirizada durante la persecución de Gordiano, quien gobernó entre el el 22 de marzo al 12 de abril de 238, advierte al pueblo de Corinto a abrazar la verdadera fe.
Es arrestada por el procónsul Perinio, quien, admirando su belleza, trata de persuadirla al culto de los dioses. Al fracasar en su intento recurre a la tortura.
Le rasgaron las plantas de los pies, se los sumergieron en el plomo caliente, le desollaron la cabeza, quemaron sus pechos y le proporciona otros tormentos con otras atrocidades similares. Pero la santa sale ilesa por la intervención de un ángel, y entra en un templo pagano, destruyendo los ídolos que allí se encuentran.
Mientras tanto, al procónsul Perinio le sucede otro procónsul no menos cruel, Justino, pero incluso la crueldad del nuevo procónsul derrota a Helicónides.
Es arrojada a un horno de fuego, pero la llama la salvan a ella y mata a setenta soldados; se la coloca en una cama de bronce en llama, pero el mismo Cristo, con los santos arcángeles Miguel y Gabriel, se aparece a reconfortarla y darle fuerza con un pan celestial; la arrojan a los leones, pero no la tocan; por último, le cortan la cabeza con la espada, y sale del tronco leche en lugar de sangre.
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