sábado, 31 de mayo de 2025

DIOS MÍO, GRACIAS POR ESCUCHARME SIEMPRE


Señor, Dios mío, todo está desnudo para Ti. Ni siquiera el recóndito laberinto de nuestros pensamientos escapa a tu visión. Tú sabes de nuestros avances y retrocesos. Tú conoces la debilidad de nuestra estructura. Tú sabes que procedemos del polvo y que el polvo nos limita. Por eso escribes en piedra nuestros aciertos y en el aire nuestros errores. Tú admiras nuestra tenacidad y alientas nuestro amor. Tú comprendes nuestras caídas y nuestra confusión de la voluntad. Tú estás siempre presto, nunca te agotas. En el principio, en el camino y detrás del sueño de la muerte, allí está tu huella. Tú has pasado primero y Tú pasas el último. ¡Dichosas las criaturas del tiempo y del espacio que descubramos la permanente y amorosa sombra de tu Divinidad! No necesitaremos pedir, ni suplicar, ni ahorrar ni acumular. Todo será nuestro, incluso antes de necesitarlo. Descansemos en la voluntad del Padre y nuestro trabajo será suave y ligero. Dios mío, gracias por estar siempre conmigo. Te amo sobre todas las cosas. 

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